Páginas
sábado, 30 de noviembre de 2013
será porque el cielo no tiene memoria.
Se me acumulan los portazos. Aún no he
aprendido a no llorar con las despedidas. Es que me parece que los
finales comienzan siempre algo muy triste: el echar de menos, el medir
la distancia que nos parte en dos los corazones. Yo qué sé o hasta
cuándo, por las noches miraba las estrellas y era bonito, será porque
el cielo no tiene memoria, y no me recordaba a ti. Siempre hay que
despertar. Abrir los ojos y no verte. Abrir los ojos y cerrar
fuertemente las manos alrededor de todas estas ganas que tengo de que
las cosas mejoren algún día. Algún día, cuando deberías ser tú. Y tú,
cuando no deberías haber sido nunca. Te prometo que estoy intentando
atardecer todos esos días que vivimos. Ojalá el mundo deje de girar.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario