La música vuela por la ventana a los pies de mi cama.
Los altavoces del portatil escupen una canción de hace años,de tres acordes de guitarra y una voz común.
Tiene una letra mágica, quien sabe si un recuerdo escondido.
Habla de despedidas,de la tristeza sostenida en una habitación, de darse por vencida en la esquina de una calle.
Suena a pasado, a dos vidas inocentes que nunca quedaron en el olvido.
Me acuerdo de noches en velas en esta cama, del tiempo que nos muerde el corazón sin avisar.
Me pregunto si es curiosidad eso de hacerte reír , o si es la vida que nos debe algún que otro desliz.
Mi cuerpo cruzado en la cama sigue escuchando esa voz.
No existen dudas, ni descuidos.Ni quinceañeros enamorados viviendo a quererse como kamikaces.
Repaso la historia y los detalles. La capacidad de negarme a mi misma que tus ojos y los míos se hieren cuando se miran.
Se respiran lejos, se sintieron cerca. Fueron suicidas, pero siempre equivocados al esperar estar vivos.
Hemos crecido, nunca hemos cambiado.Tal vez fue demasiado tarde cuando conseguí darme cuenta.
Solo nos hacia falta vivir de la mano de otro corazón roto.
[ Se acaba la canción y decido cerrar los ojos. ]
Fue amor, lo que vino después solo fue una sacudida al desastre, una nueva manera de empezar nada evidente.
Era
una forma de decirte que debes ser feliz, que no sirve de nada agachar
la cabeza y protestar. Sólo sirve vivir,sirve decirte, antes de empezar a
soñar,que hoy me he dormido pensando en ti..
Sólo puedo asegurarte, que te quiero porque eres feliz. Por eso, ni la noche más triste, dejes de serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario