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domingo, 11 de agosto de 2013

Que razones para quererla tenemos todos.

Los principios no fueron buenos, eso todo el mundo lo sabe. Quizás la odiaba por eso, por ser tan diferentes, tan poco iguales, sin imaginar que por esa misma razón poco después la querría como a nadie.

Se sentaba a más de tres filas detrás mía, pero poco a poco fue ganando filas hacia delante como escalones en mi corazón. Quién podría odiar a esa azafata de ojos verdes que te hacía llegar a 3 metros sobre el cielo con sólo rozarte. Quién podría odiar a una cosa tan grande.

Creo que nadie ha aguantado tantas lágrimas mías como ella, a veces por idiotas sin sentido,  otras por que la idiota era yo y otras tantas que he tenido que secarle yo. 
" De to se sale" como ley madre entre las dos.

Ahora somos algo más madura, y ya no grabamos vídeos de como inflar condones, ni bailamos canciones a lo "spice girl". Hemos crecido en todos los sentidos, como también ha crecido " nuestra amistad" como han decidido llamarlo algunos y que yo me empeño en no darle nombre, porque algo tan grande no puede llamarse de una forma tan simple y sencilla como esa.

Y es que hay veces que puede llegar a sacarme de quicio, y otras en la que le toca a ella odiarme a mí, puede que no seamos perfectas, que nos gritemos más de lo que nos decimos te quiero, pero en el fondo sabemos que no hay una sin la otra, o al menos, así pienso yo. 

Porque razones para quererla tenemos todos, pero os aseguro que yo muchas más que vosotros.

                               

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