Páginas

domingo, 23 de marzo de 2014

.

Y cuando todo se acaba, cuanda ya se ha ido, hasta deseas tener lo malo de vuelta, para que así también regrese lo bueno.

El cuento se ha acabado, y el libro se cierra.
Ahora toca echar (te) de menos.Quedarme con tus besos, pocos, pero infinitos.

Toca decir adiós a algo que quizás que nunca hubiera comenzado hubiera sido lo mejor, aunque de nada sirve pensar que hubiera sido si mi camino no se hubiese cruzado con el tuyo, si de sobra sé que te hubiera buscado aún sabiendo que no te encontraría.

Maldita la hora en que te fuiste, o maldita la hora en que me voy yo.

Maldito todos los pretextos que no nos han servido para hacer que esto, o nada, funcionara.
Maldita tus ganas de buscarme en otra cama y maldita yo por dejar que otro entre donde deberías estar tú.

Quizás ya no vuelva a verte, ni tocarte, ni sentirte como aquella vez, pero siento la necesidad inexplicable de decirte, que yo contigo he sido mucho más feliz de que en los libros se dice que se puede. Un libro que llega a su final, algo que jamás volverá a leerse.

Ya no creo en el destino, ni en que los caminos se encuentren, porque esta vez el camino se pierde, por que tú lo decistes.

Quizás sea la manera más estúpida de decirle adiós a una persona, pero si la forma más sensata de despedirse sin que duela tanto. Y es que ya te lo dije, querer no puede doler tanto.

Sé feliz y cuidate,  porque esta vez es para siempre.

sábado, 1 de febrero de 2014

Tenía mucho que perder, y perdí.

Sábado noche, vestido negro de encaje, sonrisa roja y los tacones tan altos como mis " yo puedo".
Era la única chica entre miles, no sólo porque estuviese sola, si no porque mis intenciones eran y son diferentes que a las de cualquier otra.
Aquella noche me senté, pedí una copa, o dos, o quizás tres, y sonreí. La gente no se percataba de que mi sonrisa no era para ellos, si no para mi misma.

Jugaba para perder, para perderme y ENCONTRARTE.
Nunca había creído en supersticiones, pero aquella noche jugué a doble o  nada. Me mordía los labios, masticaba los miedos y me agarraba a cualquier cuento que no se convirtiera en historia.
Tenía mucho que perder, y perdí.

Fue entonces cuando me dí cuenta de que buscando no siempre se encuentra, que el azar reparte suerte y no compañía.
Pero también aprendí que el amor no es otra cosa que tener todos los ases debajo de la manga, y querer apostar siempre y únicamente por una misma persona. Aunque sea la única que no quiera jugar.

sábado, 18 de enero de 2014

el quizás vuelvo.

Nos terminamos, sin saber que hay libros que pueden leerse toda la vida, en los que el final nunca llega, aunque no queden páginas que pasar y los protagonistas escriban en la contraportada.

Y aun así nos terminanos como quien acaba con una noche cerrando los ojos , como quien no lucha por ver las estrellas por no soñar. Como quien se corta las alas aún teniendo ganas de volar.

¿ Cómo le explico a la noche que ahora ya es siempre madrugada porque tú no me enciendes la vida? Ni los días...

¿ Cómo le explico al cielo que se convirtió en subsuelo desde que no huyes a mi lado?

Que mis relojes siguen parados.Que no saben andar sin ti. Que ahora a donde llego tarde es a mi misma.
El error puede ser que yo te quise muy pronto, pero  lo hice para siempre, aunque tú lo dudes.
Porque estás, tú siempre estás aunque no estés.

Que eres la historia más bonita que jamás conté, aunque yo haya leído otras historias.
Pero a ti, te leí, te escribí, te sentí, te reí, y sobre todo te lloré.

Que siempre me gustaron los puntos suspensivos, el final abierto, el quizás vuelvo.

Porque no existe forma humana de hablar de libros, de días de relojes, de vuelos, de noches, de finales ni principios, sin hablar de ti.Y es una pena, que tú no estuvieses nunca la mitad de seguro que yo, de que esto merecía la pena.


miércoles, 15 de enero de 2014

que no llegue nunca el 14 de febrero.

Quererte es triste, porque no dejo de notar que estás tan lejos, y que no puedo hacer nada para superar ese silencio que te calla cuando me miras y de alguna forma intentas hacerme saber que no va a funcionar esto. Nunca me había sentido tan solo, ¿sabes? Y luego me abrazas y ya no me abriga tu cuerpo como antes, y no obstante no quiero que dejes de abrazarme. Dilatar el daño con tal de saber que sigo teniendo la capacidad para sentir cualquier cosa, en definitiva. Sé que está mal. Pero ahora tengo ganas de besarte y hacerte el amor y fantasear con que quizá no vaya a quedarme con las ganas. Cerrar los ojos y verte ahí, en ese vacío que llevo adentro, y tú llenándolo. Joder... sólo quería eso: despertar y saber que hay alguien que te necesita; sino uno se siente apagado, como una farola encendida a mediodía. Pero ya, ya lo sé. Ya he aprendido que tener la necesidad de algo no quiere decir que vaya a satisfacerse, porque la vida es así. Y que si te digo lo mucho que te quiero tú sólo vas a imaginártelo, pero no a sentirlo. Es desesperante, y creo que he encontrado un universo en esto, y cuando me asomo a mirarlo me entra vértigo porque noto que no puedo controlarlo. Parece magia, un día conoces a alguien y después tienes la sensación de que todo lo que habías conocido hasta entonces no era tan importante. Y que lo que sabías del amor o de la poesía eran sólo gilipolleces, porque la realidad es que es mucho más intenso. Coger a alguien de la mano y notar que su mano es también la tuya, y mirar a unos ojos que te miran y también son los tuyos. Conocer una boca y sus esquinas, y cada centímetro de un cuerpo desnudo sobre una cama. Qué bello paisaje. Y cuando no puedes dormir, mirar dormir a la persona que está a tu lado, es otra forma de soñar. Y sólo quería decirte toda esta mierda. Extralimitarme por una vez. Lamer la herida, porque tenía una presión en el pecho horrible. Un nudo en el estómago compuesto por esas cosas sobre las que me daba miedo hablar. Y ahora estoy mucho mejor, te lo juro. Pero aún tengo ganas de besarte.

sábado, 4 de enero de 2014

Lo he intentado todo, excepto lo que funcionaba. He intentado sentir, pero no ser. Intenté querer, y no quedarme. Intenté ver, pero no mirar. Será que es demasiado tarde, y a estas horas nunca es pronto para llegar a ningún lugar. Caminé hasta entender que no iba a ningún sitio, pero ya estaba muy lejos. Muy lejos para volver, o para llorar y que sirviese de algo. Quisiera romperlo todo. Romperme. Quisiera cambiar lo necesario: las cicatrices. Embadurnarme en la piel de cualquier otro. Despertar al lado de quien quiera ser amanecer en mi vida. Y fumar excesivamente.
Pasará el tiempo, los años, los inviernos congelando las hojas, la primavera coloreando las sonrisas, el verano divirtiendo a los termómetros, y yo seguiré aquí, en esta indecisión de no saber moverme entre los escombros. 
Pasarán mis besos por otra boca, y mis manos por otros cuerpos. Mi pasión incendiará otras camas, y la noche apagará a aquellos que estén solos. Lloraré cuando la soledad no pueda fregarlo todo. Cuando los charcos de la desesperación sean más profundos que la esperanza. Me mirarán y yo cerraré los ojos.Y al final, cuando ya no queda nada, seguirá brillando esa luz en el túnel. Ese empujón hacia atrás, cuando estás en el borde. ¿Lo entendéis? Siempre no será más que otro comienzo. Y el tocar fondo no será más que una superficie distinta. Tú ponme otra cerveza, corazón, que me falta alcohol para compensar mi vida. Si tú supieras, y si yo ignorara cómo saber callarme tanto. No gritar tan hacia adentro, de donde el sonido no sabe salir.

domingo, 15 de diciembre de 2013

lo que vale dura, lo que no se pierde.

Creía que en las ciudades llenas era imposible sentirse solo.
Luego aprendí que los sitios grandes también pueden estar vacíos cuando estan a rebosar de gente que ya tienes, pero sigues sin querer sonreír.
Nunca antes había sentido una navidad tan vacía en una ciudad tan llena.
Creía que la felicidad no cabía en los espacios pequeños,pero juro que me conformaría con un par de horas acurracada en ti en el sofá más cutre de todos.
Porque nadie sabía hacer de una noche un mundo, un soplo de aire a la rutina.
Una ilusión diaria que crecía por lo que valía.Pero lo que vale dura, y lo que no se pierde.

Confiar en el mañana es uno de los valores que conlleva a la distancia. Y querer confiar en que volverás, serían verbos bonitos si se hacen de verdad. Era bonito cuando tenía alguien con tanto valor, como el que tenías tú.
 Y digo a mi lado, porque aunque ahora no pueda tocarte, si tropiezo, tampoco me caigo. Por eso quería quedarme contigo, porque sabes sujetarme el mundo cuando se me viene encima, cuando la Navidad venía más gris que blanca.


viernes, 13 de diciembre de 2013

quizás.

Puede que ya no seamos nada, pero hace tiempo fuimos algo.
Para mí, a pesar de lo malo, del vacío que dejabas cuando me dejabas sola tiritándo en pleno agosto, lo fuistes todo, y eso, en cierto modo me tranquiliza.
Ahora sabes quien soy, como soy. Un ogro en ocasiones. Ya sabes que nunca me gustó regalarme los oídos. Soy más de ser defectuosa que una maravilla, ya lo sabes corazón.

Ahora, quizás sepas quienes fuimos, pero no tengas ni puta idea de lo que somos ahora.
Sabes que me encantaba llevarte la contraria y mirarte las espaldas cuando dormías.
Me quedo más tranquila si pienso que ahora cuando me veas, no me echarás de menos, pero te acordarás de las veces que estuve a tu lado, de alguna que otra tarde, y de la sonrisa que nos sacábamos.

Ahora me quedo más tranquila, porque me verás sonreír y puede que te arrepientas de no ser tú el motivo de mi risa.
Y quizás, sólo quizás, te pares a pensar de todo lo que te quise, de lo mucho que pude regalarte y enserñarte, pero que tú a penas me dejastes.

Y quizás, solo quizás, te des cuenta de todo lo que perdimos, o mejor dicho, perdistes tú.