Nos terminamos, sin saber que hay libros que pueden leerse toda la vida, en los que el final nunca llega, aunque no queden páginas que pasar y los protagonistas escriban en la contraportada.
Y aun así nos terminanos como quien acaba con una noche cerrando los ojos , como quien no lucha por ver las estrellas por no soñar. Como quien se corta las alas aún teniendo ganas de volar.
¿ Cómo le explico a la noche que ahora ya es siempre madrugada porque tú no me enciendes la vida? Ni los días...
¿ Cómo le explico al cielo que se convirtió en subsuelo desde que no huyes a mi lado?
Que mis relojes siguen parados.Que no saben andar sin ti. Que ahora a donde llego tarde es a mi misma.
El error puede ser que yo te quise muy pronto, pero lo hice para siempre, aunque tú lo dudes.
Porque estás, tú siempre estás aunque no estés.
Que eres la historia más bonita que jamás conté, aunque yo haya leído otras historias.
Pero a ti, te leí, te escribí, te sentí, te reí, y sobre todo te lloré.
Que siempre me gustaron los puntos suspensivos, el final abierto, el quizás vuelvo.
Porque no existe forma humana de hablar de libros, de días de relojes, de vuelos, de noches, de finales ni principios, sin hablar de ti.Y es una pena, que tú no estuvieses nunca la mitad de seguro que yo, de que esto merecía la pena.
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