Lo he
intentado todo, excepto lo que funcionaba. He intentado sentir, pero no
ser. Intenté querer, y no quedarme. Intenté ver, pero no mirar. Será
que es demasiado tarde, y a estas horas nunca es pronto para llegar a
ningún lugar. Caminé hasta entender que no iba a ningún sitio, pero ya
estaba muy lejos. Muy lejos para volver, o para llorar y que sirviese de
algo. Quisiera romperlo todo. Romperme.
Quisiera cambiar lo necesario: las cicatrices. Embadurnarme en la piel
de cualquier otro. Despertar al lado de quien quiera ser amanecer en mi
vida. Y fumar excesivamente.
Pasará el tiempo, los años, los inviernos
congelando las hojas, la primavera coloreando las sonrisas, el verano
divirtiendo a los termómetros, y yo seguiré aquí, en esta indecisión de
no saber moverme entre los escombros.
Pasarán mis besos por otra boca, y mis manos por otros cuerpos. Mi pasión incendiará otras camas, y la
noche apagará a aquellos que estén solos. Lloraré cuando la soledad no pueda fregarlo todo. Cuando los
charcos de la desesperación sean más profundos que la esperanza. Me
mirarán y yo cerraré los ojos.Y
al final, cuando ya no queda nada, seguirá brillando esa luz en el
túnel. Ese empujón hacia atrás, cuando estás en el borde. ¿Lo entendéis?
Siempre no será más que otro comienzo. Y el tocar fondo no será más que
una superficie distinta. Tú ponme otra cerveza, corazón, que me falta
alcohol para compensar mi vida. Si tú supieras, y si yo ignorara cómo
saber callarme tanto. No gritar tan hacia adentro, de donde el sonido no
sabe salir.
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